
El objetivo de esta disciplina socio-sanitaria es buscar la mejora de la calidad de la participación de los niños y adolescentes con dificultades motoras, cognitivas, emocionales, psicosociales y/o disfunción en el procesamiento sensorial. Un terapeuta ocupacional puede abordar estos déficits desde diferentes enfoques. Las dificultades de procesamiento sensorial (alteraciones en la regulación, discriminación, coordinación y organización de sensaciones de forma eficaz), se abordan desde la Teoría de la Integración Sensorial, con el objetivo de capacitar a la persona para poder procesar de manera adecuada los estímulos propios y del entorno, y dar una respuesta adaptativa y funcional en los ambientes en los que se desenvuelve.
Mediante el uso terapéutico de las actividades de cuidado, trabajo y juego, buscamos aumentar la independencia funcional, potenciar el desarrollo y mejorar la calidad de vida y autonomía, proporcionando así herramientas y técnicas para la vida diaria
Áreas de intervención

Retraso del desarrollo motor
Problemas de alimentación: dieta poco variada, rechaza texturas de los alimentos, le cuesta masticar
Postura corporal y tono muscular
Alteraciones del ritmo sueño-vigilia
Dificultades en la motricidad fina: Agarre del lápiz y escritura, recortar
Problemas para el vestido y desvestido: uso y manejo de la prenda, cremalleras, botones, calzado
Dificultades en motricidad gruesa: correr, saltar, juegos de pelota, tropiezos, choques y caídas frecuentes
Hiposensibilidad y/o Hipersensibilidad a nivel auditivo, visual, táctil, olfativo, gustativo, propioceptivo y vestibular
Y muchas más áreas, pregúntanos para conocer el plan de intervención completo
“La necesidad humana de desempeñarse en juegos y trabajos es el cimiento y la razón de ser de la Terapia Ocupacional”.
Mary Reilly
¿Qué es la Integración Sensorial?
Según la teoría de Jean Ayres, la Integración Sensorial es la capacidad que posee el sistema nervioso central de interpretar y organizar las informaciones captadas por los sistemas sensoriales del cuerpo. Este proceso es la base para el desempeño académico y la realización de actividades cotidianas (como vestirse, correr, escribir, alimentarse, ducharse, etc.).
Un procesamiento sensorial deficiente puede originar una interacción inadecuada en el espacio. Por ejemplo; escritura desordenada con palabras por debajo o por encima de la línea, escasa capacidad para las construcciones de bloques y rompecabezas, tibuteo y dificultad al subir por escaleras…
Las alteraciones en el proceso de la Integración Sensorial se dividen en 3 áreas. En cada una de ellas destacan una serie de conductas específicas que podríamos llamar “signos de alarma” y que recomendamos a las familias que le echen un vistazo:
Alteraciones en la Integración Sensorial y Señales de Alerta
La integración sensorial es el proceso por el cual el cerebro organiza y responde a la información que recibe a través de los sentidos. Cuando este proceso se ve alterado, pueden aparecer dificultades en el desarrollo, el aprendizaje y la vida diaria.
A continuación, se presentan algunas señales que pueden indicar la necesidad de acudir a un terapeuta ocupacional especializado en integración sensorial:
1. Modulación Sensorial
- Hipersensibilidad o hiposensibilidad a estímulos (luces, ruidos, texturas, olores).
- Reacciones extremas ante ciertas sensaciones (aversión al contacto, dificultad para tolerar la ropa o la comida).
- Búsqueda constante de estimulación sensorial (girar, saltar, tocar todo).
- Dificultad para regular el nivel de actividad (muy inquieto o demasiado pasivo).
2. Discriminación Sensorial
- Problemas para identificar y diferenciar texturas, temperaturas, formas o sonidos.
- Dificultad para coordinar movimientos finos y gruesos.
- Problemas para localizar objetos en el espacio o reconocer letras y palabras.
- Torpeza o caídas frecuentes debido a la dificultad para percibir la posición del cuerpo en el entorno.
3. Ámbito Motor con Base Sensorial
- Dificultades en la planificación motriz (problemas para aprender nuevas actividades como atarse los cordones o montar en bicicleta).
- Problemas con la coordinación y el equilibrio.
- Tensión muscular inadecuada (hipotonía o hipertonía).
- Posturas inusuales o preferencia por movimientos repetitivos.